LA RIOJA EN DETALLE

Logroño, ¡cómo te quiero!
Publicado en Lugares | Monumentos | Rutas

Por Rebeca Sánchez

Estoy feliz, regreso a Logroño, esa ciudad que me acogió hace años para culminar mis estudios y que hoy tengo el placer de mostrar a mi familia, orgullosa. Pero, ¿la conozco realmente? Mejor llamo a una buena amiga  guía.

Es noviembre, la ciudad nos da la bienvenida con sus inconfundibles tonos ocres y sienas, siento perfectamente su cálido abrazo, se alegra de verme, aunque creo que no tanto como yo a ella…

¡Mira, por ahí viene mi guía favorita! Otro abrazo, fuerte y cariñoso.

Arrancamos en la ahora conocida Plaza de la Diversidad, donde está la Oficina de Turismo y esa escultura con muchachos, caminantes, peregrinos… Es la escultura que conmemora la Valvanerada, esa pequeña romería que hoy también es llamada de otro modo: “Valvanera Camina”, pero que no dejará de ser una marcha hacia el Monasterio de Valvanera, Patrona de La Rioja, en la cual cada año miles de riojanos se disponen a recorrer los 65 kilómetros  que separan a la Patrona de la capital.

Continuamos hacia la Muralla del Revellín, ¿habéis escuchado eso? Me ha parecido oír un cañonazo. Y es que esta muralla representa la fortaleza de los logroñeses en 1521 cuando el ejército franco – navarro quiso quedarse con la ciudad, ¡qué valía, qué aguante! Sobrevivieron a base de pequeños peces que pescaban furtivamente en el río Ebro, pan y vino. Vencieron el día 11 de junio de 1521, coincidiendo con la festividad de San Bernabé, patrón de Logroño, así celebran las fiestas en las que podrás disfrutar de tan rico manjar.

Atravesamos la Puerta del Revellín o Puerta del Camino, única puerta en pie del Logroño del S. XVI.

Celebración del 11 de Junio

Imponente nos recibe la fachada del actual Parlamento de La Rioja, antiguo Convento de la Merced del S. XVII, un edificio con mucha historia y merece la pena saber porque sus hornacinas actualmente están vacías. ¡Fue hasta Fábrica de Tabacos gracias a Sagasta, riojano ilustre!.

Siguiendo por la Calle Barriocepo nos topamos con un mural curioso y bonito, pero sobre todo muy real, el mural de peregrino, tatuado con los diferentes sellos que les colocan a los peregrinos que hacen el Camino de Santiago a su paso por La Rioja. El semblante del señor es serio, entre enfadado y cansado, con carácter, me gusta.

Fachada del Parlamento de La Rioja

Llegamos a la Iglesia de Santiago el Real. ¿No oléis a quemado? ¿De verdad? Y es que esta iglesia fue una reconstrucción de la antigua que se incendió en el año 1500. Grandiosa es su fachada, mira más arriba, casi tocando el cielo esta Santiago, Santiago Matamoros, espada en mano, montado en su caballo blanco, y acabando con la vida de varios musulmanes. Según cuenta la leyenda, este hito sucedió en la Batalla de Clavijo en el S. IX, durante el dominio de los musulmanes, en el castillo con el mismo nombre, situado a 16 km de la capital, el rey Ramiro I no encontraba la manera de deshacerse de ellos así como de los cuantiosos tributos que debía entregarle a los árabes, una noche, entre sueños, se le apareció Santiago y acabó con ellos. Enormes cabezas a los pies del caballo nos indican que fueron numerosos los musulmanes a los que les plantó cara y decapitó.

En su interior guarda con cariño a la Virgen de la Esperanza, Patrona y Alcaldesa Mayor de Logroño. Una talla gótica que, según nos cuentan, los logroñeses se encomendaron a ella en el asedio de 1521.

¿Una partidita al juego de la oca? Así llegamos, con alma ganadora, a esta característica plaza del Casco Antiguo logroñés: la Plaza de la Oca, ocupando la llamada formalmente “Plaza de Santiago”. Lo que es el pavimento de la plaza representa el tablero del juego de la oca, simulando el Camino de Santiago, casillas con sus principales pueblos y ciudades más representativos. Y es que la oca era considerado un animal sagrado por ciertos pueblos que hacían migraciones hacia Finisterre, recorrido similar al que hacían los primeros peregrinos que hacían el Camino de Santiago.

Virgen de la Esperanza, Patrona y Alcaldesa Mayor de Logroño

Al cruzar hacia la calle Ruavieja, la calle más antigua de la ciudad, dejamos a mano izquierda el Puente de Hierro, inaugurado en 1882, ese puente que mandó construir Sagasta tras el hundimiento de la antigua infraestructura en la que fallecieron casi cien soldados.

Comenzando Ruavieja casi escuchamos entonar al mismísimo Pepe Blanco, “Tú que me viste nacer, Calle de la Rúa Vieja, de mi tierra que es Logroño…”. Llegamos a un edificio de un color magenta vivo que es nada más y nada menos que un palacio del S XVI completamente rehabilitado y convertido en Centro de la Cultura del Rioja. Crea mucha controversia entre lucronienses y visitantes, ya que el lateral del edificio, en la calle Mercaderes, simula un gran botellero gigante, siendo el juego de luces del mismo.

Plaza de La Oca

A la izquierda, La Reja Dorada, la casa donde vivía Doña Jacinta Martínez de Sicilia, ¿quién es esa mujer? La noble logroñesa que acabó casándose con el General Espartero, sí, sí, el del caballo.

Toda esta zona invita a beber vino, a brindar, a disfrutar, a descalzarnos y a pisar las uvas en los lagares recién recogidas para hacer nuestro propio vino. Y es que en esta zona hay varios calados que aún se conservan, entre ellos el de La Reja Dorada.

¡Buen camino! Decimos a dos peregrinos que salen del albergue municipal. Con este espíritu del camino, nos acercamos hasta el Puente de Piedra, puerta de entrada de la mayoría de los peregrinos que visitan la ciudad. Fue inaugurado en 1884, el 11 de junio, coincidiendo con la festividad del patrón de la ciudad: San Bernabé. Fue perdiendo también algún arco respecto al puente anterior…

Llegamos a la Iglesia Imperial Santa María de Palacio, con sus dos torres bien diferenciadas. Mi preferida es la conocida como “Aguja de Palacio” una torre gótica construida con el objetivo de ser una torre función linterna, pero al ir estropeándose con el paso de los años tuvieron que reformarla a nivel interior en varias ocasiones, pero jamás derribada, es un símbolo del horizonte o “skyline” logroñés.

Iglesia de San Bartolomé

¿Qué me decís de la sorpresa que nos espera al doblar la esquina de la Calle Herrerías? Imponente la fachada de la Iglesia de San Bartolomé nos espera. Ese Logroño añejo y bonito… Y es que es la iglesia más antigua de la ciudad. Una mezcolanza de estilos artísticos que enamora hasta al corazón más duro. Comenzaron a construirla en el S XII en estilo románico y nos deslumbra su portada gótica con escenas de la vida de San Bartolomé. ¿Y su torre? Torre que actuó como torre defensiva en 1521, con dos estilos, el románico y el acabado mudéjar recordándonos al rico mudéjar de Teruel, este más sencillo pero singular, sin duda.

Llegamos a una de las calles que más me gustan: la Calle Portales o Calle de la Herventia, como se conocía cuando la construyeron allá por el S XV.

Sin duda centro del Casco Antiguo de la ciudad, centro comercial y gastronómico, ¿por qué no? Cuenta con diferentes comercios, bares y restaurantes. Si llueve, ¡corre a los soportales que hay en su parte izquierda! De ahí su nombre actual. Una calle de cine, y es que apareció en la película “Calle Mayor” de 1965, dirigida por Juan Antonio Bardem.

Calle Portales de Logroño

Ay, el Viejo Ayuntamiento, el Palacio de los Chapitales abre la calle. Llamado así por los dos chapiteles, uno a cada lado, que apuntan al cielo de la ciudad. Quiso ser residencia episcopal, pero no pudo ser, así que sirvió a la ciudad como Ayuntamiento durante cien años. Hoy es la sede del Instituto de Estudios Riojanos.

Avanzamos por esta calle con su ajetreo típico y alegre, tan logroñés, pero no puedo dejar de visitar “La Golosina” una golmajería de las de toda la vida. Una golma… ¿qué? ¡Golmajería! A por golmajos que nos hagan un poco más felices. Así son conocidos los dulces más típicos de La Rioja, como los fardelejos de Arnedo, los rusos de Alfaro, los mazapanes de Soto en Cameros, los caramelos de café con leche… No te pienso decir qué es cada cosa, tienes que venir a probarlos. Todos.

Imponente nos recibe la Concatedral Santa María de la Redonda. Conca… Te pones de un fino… Que sí, añaden el prefijo de “Con” para diferenciar, distinguir y sobre todo indicar que Logroño no es la sede episcopal de La Rioja. Lo es Calahorra.

Llegamos hasta la Plaza del Mercado para ver su portada principal. Sus dos torres gemelas, dicen, ge-me-las. Me han dicho que la torre de la derecha es más alta, pero shhh. Torres barrocas que podemos haber visto en Santo Domingo de la Calzada, Haro, Briones…

Dentro guarda innumerables joyas, como el Mausoleo del General Espartero y de Doña Jacinta Martínez de Sicilia, diferentes capillas con ricos retablos, un retablo mayor en estilo barroco, barroco riojano, si nos ponemos delicados… Pero detrás del mismo, en el deambulatorio, hay un cuadro de grandísimo valor, un Calvario que se le atribuye a Miguel Ángel de Buonarroti.

Subimos hasta el Paseo del Espolón, pulmón de los logroñeses por excelencia, ahí está Don Baldomero Espartero, quien fuese regente de España con Isabel II como reina, dándonos la bienvenida a lomos de su caballo.

Aún recuerdo en plenas fiestas de la vendimia, San Mateo, aquel emocionante pisado de la uva en la Concha del Espolón, ese anfiteatro al aire libre, donde esperaba paciente la Patrona de La Rioja, Virgen de Valvanera, para recibir el primer mosto de la vendimia.

Nos despedimos de mi amiga de la mejor manera posible, en el centro social más querido y famoso de la capital riojana: la Calle Laurel. ¿Había mucho Laurel por aquí o qué? Anda, anda… ¿No sabes de dónde viene su nombre? Se dice y se comenta, que en esta calle había muchas chicas de compañía y cuando estas se quedaban libres ponían una ramita de Laurel en su ventana o balcón indicando su disponibilidad. Los logroñeses, muy audaces, vieron el tránsito que esta calle tenía y se dispusieron a abrir numerosos bares y restaurantes, así luce esta rúa y su travesía a día de hoy. La Senda de los Elefantes, entras y salen con una trompa… De lado a lado. Unos champis, unas bravas, unos embuchaditos o una orejita rebozada, son algunos de los muchos manjares que puedes degustar en esta zona, todo regado con buenos caldos de la tierra.

Nos damos un fuerte abrazo ante la majestuosa portada barroca del ahora Museo Provincial de La Rioja, conocido como Palacio del Espartero donde vivió junto a su esposa, quiso ser Palacio Episcopal pero no pudo ser.

Lo que sí fue es que esta ciudad me robó un trocito de corazón y cada vez que vuelvo a ella me siento más de aquí, junto al abrigo de sus gentes y al alboroto de sus calles vestidas de fiesta, oliendo a Rioja y a chuletillas al sarmiento en cada rincón.

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